No parece sin embargo que eso sea lo que está ocurriendo con la crisis actual. De hecho, esta crisis para las clases privilegiadas parece un banquete, una barra libre para acaparar todos los recursos en sus manos.
Lo dicen ellas. Se lo cuentan a sí mismas a través de sus agencias rating (que no viene de rata, sino de rate, que significa tasa o índice). Y que sirven para indicar donde está el negocio.
Así, en su último informe Standard & Poors (normales y pobres, en castellano), indicaba como claramente ellos y ellas ya no estaban en crisis. La crisis era ya solo cosa de las clases trabajadoras.
Los márgenes de beneficios de las 500 compañías S&P retornan a su máximo histórico, reza el gráfico. Que además nos deja ver como sí que hubo una crisis entre 2008 y 2009, en la que perdieron dinero. Era cuando se hablaba de refundar el capitalismo y embridar los mercados. Pero que a partir de ahí ya la crisis pasó a ser un expolio a los trabajadores y trabajadoras, y un nuevo modelo de acumulación por desposesión.
Pero hay una segunda parte en esta historia. Y es que estos altos beneficios no se están reinvirtiendo en la producción, porque hay que mantener bajos los salarios y alto el desempleo para mantener el negocio de la crisis. ¿Y a donde van a parar? Pues a depósitos en paraísos fiscales y sobre todo al consumo ostensible de productos de lujo.
Y así lo muestra S&P, como los beneficios de las empresas dedicadas al lujo supera con creces los ya de por sí altos beneficios de su índice 500.
Así, entre 2010 y 2011 el sector del lujo creció un 20% en España y para 2012 creció otro 15%, sosteniendo el ritmo del 15% en 2013. Las ventas de coches de lujo aumentaron un 83% en 2011, según la ANFAC, logrando Rolls-Royce su record histórico de ventas, superando su anterior marca de 1978 (Curiosamente en otra crisis).
Pero en esta lógica de acumulación por desposesión, los ricos y ricas no se podrían estar haciendo más ricos sin que los y las pobres se estén haciendo a la vez más pobres. Y en eso España va a la cabeza. Siendo el país de la OCDE donde más se empobrecen los segmentos más pobres, aumentando así las desigualdades.
Y esta lógica no se detiene. Cada vez que un organismo internacional pide nuevas reformas, en realidad se refiere a que hay que desarmar cualquier límite legal que impida este saqueo a las clases más desfavorecidas. Así ahora los mercados internacionales han puesto sus miras en Francia. Un país que aun mantiene buena parte de su estado del bienestar.
De ahí el giro conservador del gobierno francés. Los mercados empiezan a colocar a sus peones para el asalto a Francia. Y el nuevo primer ministro, Valls, muy celebrado aquí por sus orígenes españoles, aprueba la primera tanda de recortes. Pero los mercados se impacientan y hace solo unos días, el gran especulador mundial George Soros amenazaba a Francia con quedar peor que España si no atajaba el "excesivo poder sindical", y la calificaba como "el enfermo de Europa", por su gasto público en políticas sociales.
Por tanto no es ninguna casualidad el ataque a la imagen y las finanzas de los sindicatos, como no lo es el ataque al derecho a huelga, pidiendo condenas de prisión a huelguistas que no se veían desde la dictadura.
Por tanto es urgente dejar de oir los cantos de sirena de la derecha que nos instan a dejarnos llevar por sus reformas, con la promesa de algún día sacarnos de la crisis, porque no es sino a los acantilados a donde nos llevan.