viernes, 10 de octubre de 2014

El desempleo no baja por la explotación laboral


La crisis ha hecho estragos en el empleo en España. Doce puntos porcentuales de incremento del desempleo en cinco años hasta rozar el 26% de paro y los seis millones de desempleados. Un auténtico lastre para la economía del país que supone que la cuarta parte de la fuerza laboral no encuentra empleo, y por tanto, mantenemos improductivos una cuarta parte de nuestros recursos humanos. Un derroche colosal.


Sin embargo, la repercusión de esta realidad en el desarrollo económico no es ni mucho menos proporcional. Es cierto que el aumento de la tasa de desempleo se explica en parte por el incremento de la población activa, pero si nos ceñimos a la pérdida neta de trabajadores asalariados en estos cinco años, vemos que la caída es del 10,4%.

Sería lógico suponer que la caída del PIB sea cercana a la cantidad de recursos que ha dejado de utilizar la economía, pero no, en puntos porcentuales del PIB la crisis ha sido bastante más suave. Apenas se ha perdido un 2,7%.

Esto significa, básicamente, que han salido 1.600.000 trabajadores de la producción, y los que han quedado están produciendo prácticamente lo mismo que antes. O sea, que ahora hacen lo suyo y lo de sus compañeros despedidos.



Asistimos simplemente a un incremento de la explotación laboral, que es una forma muy concreta y negativa de productividad. La patronal ha aprovechado la crisis para reducir costes y aumentar beneficios, con la complicidad del gobierno, que les dio la herramienta legal con la reforma laboral de 2012. Así, vemos como es en 2012 cuando se pierden un millón de asalariados (con la reforma que era para crear empleo!) y es cuando empieza a caer también más acusadamente la masa salarial total. Que finalmente cae incluso más que el empleo en lo que es un claro indicador de las reducciones salariales y la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores que se han dado en los últimos dos años y que han lastrado la recuperación de la demanda interna. Además se incrementa la precarización del empleo, aumentando la temporalidad, los contratos a tiempo parcial y los falsos autónomos.

Todo este proceso se acompaña de una campaña de acoso y derribo a los sindicatos, que no es solo mediática, dirigida contra su imagen pública. La reforma los deja fuera de juego al primar los convenios de empresa y la pérdida de la ultra actividad. Además de un giro penal que criminaliza la participación en piquetes de huelga.  La idea era desmontar los mecanismos que pudieran tener los trabajadores para resistirse a este giro de tuerca de explotación laboral.

Y parece que les ha salido bien, en 2012 los beneficios empresariales superaron por primera vez a los salarios en el PIB. Unas cuantas familias ganaban más que todo el resto del país junto. Los ricos se hicieron más ricos al mismo ritmo que desaparecía la clase media y se incrementaba el índice gini de España a niveles de país subdesarrollado

Se cumplía el sueño del encarcelado Diaz Ferrán, trabajar más y cobrar menos. Pero todo este lucro empresarial no se reinvierte en la producción, porque el PIB no crece, se repartía en forma de dividendos, que marcaban records históricos. En palabras del economista Eduardo Gutierrez: "Desde 2008 los beneficios retirados y entregados a los accionistas han superado los 24.500 millones de €uros. En 2009, alcanzarón el máximo histórico de 33.900 millones de €, una cifra que casi se repite en 2011, y es cinco veces mas que en 2000". Un trasvase de dinero de los bolsillos de los trabajadores a los de los capitalistas y un saqueo de la economía.




Pues si dividimos la masa de plusvalía (Excedente bruto de explotación más impuestos a la producción y exportación) entre la masa salarial, obtenemos a niveles agregados lo que Marx llamaba tasa de explotación. O sea, el rendimiento que saca el empresario por cada euro que paga en salarios. Pues bien, ésta se ha incrementado en 17,5 puntos porcentuales desde el comienzo de la crisis.

Hay quien dice que ésto no es una crisis, que es una estafa, yo creo que como mínimo es un negocio, y mientras lo siga siendo no bajará el desempleo.



jueves, 3 de julio de 2014

Si tuviéramos las sociedades laborales el apoyo que tienen las empresas del IBEX-35 en este país hubiésemos acabado con el paro.


Con motivo del Máster de Economía social tuve recientemente la ocasión de entrevistar de primera mano a algunos de los protagonistas que, desde sus empresas, construyen el modelo de economía social en Andalucía.

En un momento como éste, en el que el modelo capitalista neoliberal ha mostrado su estrepitoso fracaso en garantizar el bienestar de la población y el desarrollo económico, estas alternativas empresariales basadas en otros principios humanistas y democráticos han demostrado su mejor resistencia a la crisis, de conservación del empleo y vinculación con el territorio. Demostrando que pueden ser una magnífica alternativa para un nuevo modelo productivo.

Quiero aprovechar el blog para transcribir una de éstas entrevistas y comenzar con ello una serie de artículos sobre economía social.

El entrevistado es José Carlos García, director técnico de Solarpen SAL, una empresa con 7 años de experiencia en el campo de la iluminación LED y energías renovables y con una clara orientación innovadora. La entrevista se realiza en la sede de esta empresa en el Parque Tecnológico CITEC en Gelves, junto al río.


  •      Buenos días José Carlos, quiero comenzar preguntándote por la empresa. ¿Qué es Solarpen? ¿Cómo se gesta el proyecto y que perspectivas de futuro tenéis?



JC: Solarpen es una sociedad anónima laboral que tiene 15 socios, parte capitalistas y parte laborales. El 91% del capital está en manos de los trabajadores, con un total desembolsado de 481.000 euros.

El proyecto se inicia en el 2007 y se constituye en 2008. Nos reunimos un grupo de personas que venimos del mundo de la energía, electrónica, sector transporte y comercio exterior. Cada socio con una formación y bagaje laboral distinto.

Barajamos las distintas posibilidades para constituir Solarpen y llegamos a la conclusión que la sociedad laboral era la fórmula que más nos interesaba por sus ventajas frente a otros modelos.

Empezamos a trabajar primero fabricando captadores solares y posteriormente empezamos a desarrollar la tecnología LED. Llegamos a un acuerdo con Fidetia, que es una fundación de la Universidad de Sevilla, y a través del departamento de arquitectura de ordenadores de Ingeniería Superior Informática empezamos a desarrollar tecnología propia para desarrollar nuestros productos.

Esos fueron los primeros embriones de los que sacamos los prototipos iniciales y tomamos como banco de pruebas al municipio de Valdelarco, Huelva. Donde se instalaron y ensayaron esos primeros prototipos y luego ya se lanzó el producto definitivo. Fue el primer municipio de España iluminado con tecnología LED y tuvo repercusión en todos los medios de comunicación nacionales y en revistas especializadas a nivel internacional.

Hemos seguido colaborando con Fidetia, evolucionando y desarrollando nuevos productos. Ya con más de 1500 referencias de productos, la mayoría con patentes mundiales. Referencia en el mercado nacional de la iluminación a pesar de la competencia de las grandes marcas extranjeras como Phillips, Osram, etc.

También en el campo de las renovables hemos desarrollado con patente mundial farolas LED alimentadas por paneles solares. Con muy buena acogida en el mercado porque está demostrado que el coste en obra civil de llevar la acometida eléctrica a una zona nueva frente a la instalación de farolas fotovoltaicas es mucho más caro.  Nuestro proyecto referencia es la carretera más larga dotada en España con iluminación LED fotovoltaica que es la salida de Arahal hacia la A-92. Con un trazado complejo, porque cruza la vía del tren, y cuyo coste de iluminación era 463.000€ y nosotros conseguimos iluminarla con nuestra tecnología por 60.000€.

Por tanto, la colaboración público-privada ha sido muy importante en el desarrollo de Solarpen. 


  •           ¿Qué ventajas e inconvenientes ves en constituirte como Sociedad Laboral? ¿Qué os hizo decantaros por esta fórmula?



JC: Después de analizar las diferentes fórmulas que hay para constituir una sociedad, nos decantamos por la laboral en primer lugar porque podíamos, o sea, porque cumplíamos con los requisitos legales.

Luego entendíamos que había unas ventajas fiscales importantes, y a la hora de funcionar es un funcionamiento mucho más estrecho, vamos todos codo con codo, a diferencia de la sociedad puramente mercantil que se mueve por el puro interés especulativo, y nosotros íbamos a crear, no a especular. Frente a esa gran empresa que viene a especular, a llevarse lo que puede, mirando solo la peseta, de manera impersonal y luego si tiene que irse o cerrar la empresa, si te vi no me acuerdo. Esa es la gran diferencia. Las sociedades laborales, quienes la conforman son siempre inversores productivos. La gente trabaja más estrechamente, se fomenta el cooperativismo, se cree en que la unión hace la fuerza. Es otra filosofía completamente distinta.


  •             Estáis asociados a Feansal. ¿Qué ventajas os aporta el asociacionismo y que os hizo sindicaros en este tipo de asociaciones?



JC: Pues porque la unión hace la fuerza. Tenemos relaciones y convenios abiertos por ejemplo con una cooperativa de consumidores y usuarios como Zencer, de consumidores de electricidad, o con Contenedomus, al que aportamos la iluminación a su proyecto de viviendas sociales a partir de contenedores obsoletos. Y en proyectos como éste estamos involucradas varias empresas de la economía social que trabajamos codo a codo. Así que no solo los trabajadores de las empresas de economía social trabajan codo a codo, sino que las propias empresas entre sí hacen igual.

Por supuesto también la oportunidad que nos brinda Feansal, como órgano de unión y coordinación, que nos aporta un gran valor, y que siempre está luchando, como patronal que es, por defender nuestros intereses, y de verdad, no de palabra.


  •      ¿Qué demandarías de las Administraciones Públicas?



JC: Bueno eso es tan amplio que podríamos dedicar unas jornadas completas. Pero resumiendo. Por una parte, con respecto a las sociedades laborales, mayor apoyo. Que no estamos nada apoyados. Si tuviéramos las sociedades laborales el apoyo que tienen las empresas del IBEX-35 en este país hubiésemos acabado con el paro. Pero parece que no interesa. Las sociedades laborales son la solución más viable a la crisis actual, yo diría que casi la única. No esperemos que multinacionales vengan a quitar los 6 millones de parados. Porque lo único que buscan es el máximo beneficio económico. Las sociedades laborales somos del territorio, creemos en el territorio, nacemos el territorio y repercutimos nuestros ingresos en el territorio. Eso es crear riqueza y puestos de trabajo. Además fomentan el consumo, el comercio local y hacen que se mueva la microeconomía.

Por otro lado, se nos está castigando a los administradores de las sociedades laborales porque se nos quiere mantener en el régimen de autónomos, que es desfavorable al interés del trabajador. En muy pocas ocasiones se nos deja ir al régimen general. Eso hay que cambiarlo porque es que hay peleas para no ser administrador de la sociedad laboral.

Después, los poderes públicos adjudicadores se les llena la boca de que hay que apoyar a la PyME, al autónomo, la economía social, pero después sus actos nos van encaminados ahí. Nos encontramos muchas licitaciones públicas, contratos públicos, que se favorece a las grandes empresas frente a la pequeña. Por ejemplo, les cuesta adoptar fórmulas como las clausulas sociales, y así no se apoya la empresa local, el empleo local. Que son las que generamos riqueza en el territorio. Yo en todos mis años nunca he visto una multinacional que anteponga el beneficio social al económico.

Por ejemplo, está ahora de moda sacar licitaciones agrupadas por un importe muy alto y eso es imposible para la PyME acceder a ellas. Pero es que además, aunque nos unamos en UTE, no es posible porque la Ley de Contratos del Sector Público, que no beneficia al cooperativismo entre empresas, obliga a que si el pliego de licitación exige una serie de condiciones al licitador, si se presentan en UTE, se les exige esas condiciones a todos y cada uno de los miembros de la misma. Eso hay que cambiarlo, que luego se les llena la boca a los políticos diciendo que hay que apoyar a la economía social y PyMEs, pero luego las principales partidas se las llevan otros.


  •      Preguntarte también por todo ese discurso actual de apoyo al emprendimiento, si os habéis podido beneficiar de alguna de estas medidas para fomentar el empleo y el emprendimiento.



JC: Las reformas están pensadas en las grandes empresas. Porque reducir el impuesto de sociedades al 25% ¿A quién beneficia?, pues a las grandes empresas y a la banca.

Vivimos en un sistema capitalista, y si nos fijamos en EEUU, país capitalista por excelencia, allí se fomenta por todos los medios a la PyME y el autónomo dentro de EEUU, y a las multinacionales se les da dinero para que vayan  al extranjero a conseguir divisas, pero no se les permite especular en el mercado interior porque dañan el tejido empresarial. ¿Por qué aquí si se permiten los oligopolios? Igual falta formación económica.


  •      Para finalizar, ¿Qué papel piensas que pueden jugar las Sociedades Laborales en un contexto como el actual de crisis, con la tasa de desempleo que sufrimos?



JC: Total. La economía social es la piedra angular para salir de la crisis. Permite a la gente desempleada emprender actividades con una serie de beneficios y apoyos, muy pequeños todavía, que si los políticos quisieran respaldarían más y se conseguirían más objetivos. Son PyMEs que se crean y generan su actividad en el entorno, crean empleo y reinvierten sus beneficios en la zona. Y eso es lo que necesita la economía española, una regeneración del tejido empresarial total y desde abajo. Con grandes multinacionales no vamos a salir en la vida de la crisis. Al contrario, podemos caer más en la crisis. Eso se da cuenta cualquier persona.


miércoles, 14 de mayo de 2014

La crisis de los ricos

Es una imagen común en nuestro imaginario colectivo la de los altos ejecutivos de Wall Street saltando al vacío desde sus despachos, en los rascacielos de Manhattan, tras el crack bursátil del 29. Probablemente tenga más de leyenda que de realidad, pero lo que sí es claro es que muchas grandes fortunas se arruinaron con aquella crisis.

No parece sin embargo que eso sea lo que está ocurriendo con la crisis actual. De hecho, esta crisis para las clases privilegiadas parece un banquete, una barra libre para acaparar todos los recursos en sus manos.

Lo dicen ellas. Se lo cuentan a sí mismas a través de sus agencias rating (que no viene de rata, sino de rate, que significa tasa o índice). Y que sirven para indicar donde está el negocio.

Así, en su último informe Standard & Poors (normales y pobres, en castellano), indicaba como claramente ellos y ellas ya no estaban en crisis. La crisis era ya solo cosa de las clases trabajadoras.


Los márgenes de beneficios de las 500 compañías S&P retornan a su máximo histórico, reza el gráfico. Que además nos deja ver como sí que hubo una crisis entre 2008 y 2009, en la que perdieron dinero. Era cuando se hablaba de refundar el capitalismo y embridar los mercados. Pero que a partir de ahí ya la crisis pasó a ser un expolio a los trabajadores y trabajadoras, y un nuevo modelo de acumulación por desposesión.

Pero hay una segunda parte en esta historia. Y es que estos altos beneficios no se están reinvirtiendo en la producción, porque hay que mantener bajos los salarios y alto el desempleo para mantener el negocio de la crisis. ¿Y a donde van a parar? Pues a depósitos en paraísos fiscales y sobre todo al consumo ostensible de productos de lujo.



Y así lo muestra S&P, como los beneficios de las empresas dedicadas al lujo supera con creces los ya de por sí altos beneficios de su índice 500. 

Así, entre 2010 y 2011 el sector del lujo creció un 20% en España y para 2012 creció otro 15%, sosteniendo el ritmo del 15% en 2013. Las ventas de coches de lujo aumentaron un 83% en 2011, según la ANFAC, logrando Rolls-Royce su record histórico de ventas, superando su anterior marca de 1978 (Curiosamente en otra crisis).

Pero en esta lógica de acumulación por desposesión, los ricos y ricas no se podrían estar haciendo más ricos sin que los y las pobres se estén haciendo a la vez más pobres. Y en eso España va a la cabeza. Siendo el país de la OCDE donde más se empobrecen los segmentos más pobres, aumentando así las desigualdades.



Y esta lógica no se detiene. Cada vez que un organismo internacional pide nuevas reformas, en realidad se refiere a que hay que desarmar cualquier límite legal que impida este saqueo a las clases más desfavorecidas. Así ahora los mercados internacionales han puesto sus miras en Francia. Un país que aun mantiene buena parte de su estado del bienestar. 

De ahí el giro conservador del gobierno francés. Los mercados empiezan a colocar a sus peones para el asalto a Francia. Y el nuevo primer ministro, Valls, muy celebrado aquí por sus orígenes españoles, aprueba la primera tanda de recortes. Pero los mercados se impacientan y hace solo unos días, el gran especulador mundial George Soros amenazaba a Francia con quedar peor que España si no atajaba el "excesivo poder sindical", y la calificaba como "el enfermo de Europa", por su gasto público en políticas sociales.

Por tanto no es ninguna casualidad el ataque a la imagen y las finanzas de los sindicatos, como no lo es el ataque al derecho a huelga, pidiendo condenas de prisión a huelguistas que no se veían desde la dictadura.

Por tanto es urgente dejar de oir los cantos de sirena de la derecha que nos instan a dejarnos llevar por sus reformas, con la promesa de algún día sacarnos de la crisis, porque no es sino a los acantilados a donde nos llevan. 

viernes, 25 de abril de 2014

La fábrica de alfileres

Ha pasado ya un año desde que en Abril de 2013 echara a andar este blog. Tengo que confesar que lo comencé por obligación, como un ejercicio de un curso on-line sobre TIC´s, que me animó el feedback que recibí con los primeros post, y que ha resistido a pesar de mi tendencia natural a discutir de economía con una cerveza por delante en lugar de un teclado.

El caso es que he pensado aprovechar este primer aniversario para explicar el porqué del nombre del blog. Al fin y al cabo es lo que primero me preguntan siempre y solo quienes han estudiado algo de historia del pensamiento económico saben. Quiero aclarar que nunca he trabajado en ninguna fábrica de alfileres y ni siquiera me consta que en España haya alguna. Tampoco es una metáfora de la creación de comentarios punzantes ni nada tan poético. Es algo más sencillo.

El nombre viene del libro más importante del que es considerado padre de la ciencia económica moderna. Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones de Adam Smith. Que en su libro primero, dedica su primer capítulo a la importancia de la división del trabajo para el aumento de la productividad. Para demostrar su teoría pone como ejemplo una fábrica de alfileres, y de ahí el título del blog. Este es el fragmento íntegro:

"Tomemos como ejemplo una manufactura de poca importancia, pero a cuya división del trabajo  se ha hecho muchas veces refrenda: la de fabricar alfileres. Un obrero que no haya sido  adiestrado en esa clase de tarea (converja por virtud de la división del trabajo en un oficio  nuevo) y que no este" acostumbrado a manejar la maquinaria que en él se utiliza (cuya  invención ha derivado, probablemente, de la división del trabajo), por más que trabaje, apenas  podría hacer un alfiler al día, y desde luego no podría confeccionar mas de veinte. Pero dada la  manera como se practica hoy día la fabricación de alfileres, no solo la fabricación misma  constituye un oficio aparte, sino que esta dividida en varios ramos, la mayor parte de los cuales  también constituyen otros tantos oficios distintos. Un obrero estira el alambre, otro lo endereza,  un tercero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta, un quinto obrero esta  ocupado en limar el extremo donde se va a colocar la cabeza. A su vez la confección de la  cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla es un trabajo especial, esmaltar los  alfileres, otro, y todavía es un oficio distinto colocarlos en el papel. En fin, el importante trabajo  de hacer un alfiler queda dividido de esta manera en unas dieciocho operaciones distintas, las  cuales son desempeñadas en algunas fabricas por otros tantos obreros diferentes, aunque en  otras un solo hombre desempeñe a veces dos o tres operaciones. He visto una pequeña fabrica  de esta especie que no empleaba mas que diez obreros, donde, por consiguiente, algunos de  ellos tenían a su cargo dos o tres operaciones. Pero a pesar de que eran pobres y, por lo tanto, no  estaban bien provistos de la maquinaria debida, podían, cuando se esforzaban, hacer entre todos, diariamente, unas doce libras de alfileres. En cada libra había mas de cuatro mil alfileres de  tamaño mediano. Por consiguiente, estas diez personas podían hacer cada día, en conjunto, mas  de cuarenta y ocho mil alfileres, cuya cantidad, dividida entre diez, correspondería a cuatro mil  ochocientos por persona. En cambio si cada uno hubiera trabajado separada e  independientemente, y ninguno hubiera sido adiestrado en esa clase de tarea, es seguro que no  hubiera podido hacer veinte, o, tal vez, ni un solo alfiler al día; es decir, seguramente no hubiera  podido hacer la doscientascuarentava parte, tal vez ni la cuatromilochocientosava parte de lo  que son capaces de confeccionar en la actualidad gracias a la división y combinación de las diferentes operaciones en forma conveniente."
A. Smith; La Riqueza de las Naciones; Libro 1; Capítulo 1


Y así lo recoge Michael Goodwin en su divertido comic sobre historia económica "Economix":



El caso es que, no solo por la división del trabajo, la productividad del trabajo ha ido creciendo a lo largo del siglo XX y XXI. Sin embargo, su retribución, o sea el salario, no le ha seguido al mismo ritmo, generando un creciente diferencial que ha ido a parar a las ganancias de la clase capitalista.


Aquí tenemos esa relación en EEUU, y como esa ruptura se produce de manera muy clara a mediados de los 70, coincidiendo con el giro conservador en occidente y la implantación del pensamiento neoliberal en economía. Cuando hablaban de libertad querían decir trabajar más y cobrar menos, como el encarcelado Diaz Ferran.

Pues en España, la actual crisis solo ha servido para incrementar más esa separación, de hecho, al principio de la crisis la patronal lanzó la consigna de vincular los salarios a la productividad en lugar de al IPC. Y lanzaron toda una batería de argumentos para demostrar sus beneficios sobre la economía. Hasta entonces la productividad había subido menos que los precios y les pareció un buen negocio. Unos meses después nunca más se volvió a hablar de ello. Con el país en riesgo de deflación y la productividad creciendo a base de explotación laboral, ya no les salían las cuentas. Es fácil de intuir, España está produciendo prácticamente lo mismo que hace cuatro años a niveles de PIB, pero con dos millones de trabajadores y trabajadoras menos. Está claro que los que quedan están asumiendo, sin cobrar más sino todo lo contrario, lo que antes hacían los que han echado.

Así que la patronal ya no pide ligar los salarios a nada, simplemente bajarlos y punto. Incluso acabar con el Salario Mínimo Interprofesional y cualquier atisbo de límite legal a la explotación más salvaje. Y aquí vuelvo a Adam Smith para recordar lo que opinaba al respecto: “Nuestros comerciantes e industriales se quejan mucho de los efectos perjudiciales de los altos salarios, porque suben los precios y por ello restringen la venta de sus bienes en el país y en el exterior. Nada dicen de los efectos dañinos de los beneficios elevados. Guardan silencio sobre las consecuencias perniciosas de sus propias ganancias”. A lo cual apostillaba: "Ninguna sociedad puede florecer y ser feliz si la inmensa mayoría de sus miembros, los trabajadores, son pobres y miserables".

Y es que hay una sentencia de Adam Smith de la que nunca se acuerdan en las facultades de economía: "Cualquier propuesta de una nueva ley o regulación comercial que venga de esta categoría de personas (los capitalistas) debe ser considerada siempre con la máxima precaución y nunca debe ser adoptada sino después de una investigación prolongada y cuidadosa, desarrollada no solo con la atención más escrupulosa, sino también con el máximo recelo. Hay que tener en cuenta que provendrá de una clase de hombres cuyos intereses nunca coinciden exactamente  con los de la sociedad, que tienen generalmente un interés en engañar e incluso oprimir a la comunidad y que, de hecho, la han engañado y oprimido en numerosas ocasiones".

Y es por eso que desde mi formación marxista reivindico a Adam Smith, un tipo que estudió economía para luchar contra la pobreza, y que como decía Galbraith "es demasiado sabio y entretenido para relegarlo entre los conservadores, pocos de los cuales lo han leído alguna vez".

domingo, 20 de abril de 2014

Al final gasto público

El gobierno, a un mes de las elecciones europeas, ya habla abiertamente de recuperación y salida de la crisis. Los últimos datos del paro confirman que se crea algo de empleo, temporal y precario, pero algo es algo, y el FMI y la UE confirman que el PIB va a crecer algo.

Pero la pregunta clave de todo esto es por que. O sea, cuales son las claves de este cambio de tendencia, y sobre todo si tiene unas bases sólidas como para hacerlo definitivo.

Recordemos que tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, España se queda sin modelo productivo. El gobierno socialista, entonces en el poder, tira de Keynes y aumenta el gasto público, vía déficit, por aquello del multiplicador, y funciona. Crece el PIB, aunque a costa de incrementar la deuda pública. El paso siguiente era diseñar un nuevo modelo productivo para el país y lo intentan con la ley de Economía Sostenible, pero no llega a materializarse.

Luego llega el gobierno del PP y cambia el rumbo hacia la austeridad, aunque las primeras medidas al respecto ya las tomara el moribundo gobierno de Zapatero. Vienen las recetas neoliberales y la economía se hunde de nuevo.

Y en ese marco, el gobierno y la CEOE diseñan su nuevo modelo productivo para el país. A saber, bajada salarial generalizada, para enfocar la economía hacia el sector exterior vía competitividad de costes, a cambio de sacrificar el consumo interno. Para ello la reforma laboral, que no crea trabajo pero sí baja los salarios. De hecho España fue en 2013 el tercer país de la OCDE donde más bajaron.

Y la otra gran obsesión de siempre, menos estado y más mercado, abriendo la puerta al negocio en pensiones, sanidad, educación, etc. Política que contó con la resistencia de las mareas y que sufrió un importante revés con la paralización de la privatización de la gestión hospitalaria en Madrid por parte de los tribunales.

Pero desde el principio este modelo se veía a leguas que no iba a funcionar. Básicamente, el saldo comercial con el extranjero había aportado, en sus mejores momentos, no más de un 2% del PIB, por lo que pensar que éste podría ser el motor de la recuperación era bastante ingenuo, a no ser que la apuesta fuese a 50 años o así. Después, el problema de costes en España no era salarial, era básicamente energético, tecnológico y de materias primas. Y estos costes, sobre todo el energético, seguían subiendo. Por lo que bajar salarios no iba a traer mayor competitividad, como así se demostró. Además, lejos de bajar los precios, las empresas aprovecharon la reducción salarial para incrementar sus márgenes de beneficios. Lógico, como el problema no estaba ahí, pues se lo tomaron como un regalo.

Y esto solo hablando de las repercusiones económicas de esta apuesta política. Sin meternos en las consecuencias sociales tan graves que tuvimos y tenemos que afrontar en este país.

Pero, y entonces ¿de donde vienen estos indicios de recuperación? Pues el PIB, desde el lado de la demanda, se divide básicamente en consumo de los hogares, de las AAPP, inversión y saldo comercial.


Vemos que el consumo de los hogares después de meses de caída desde 2011, lo normal con casi 6 millones de parados y paradas y el resto perdiendo buena parte de su salario, comienza a recuperarse en el tercer trimestre de 2013. En parte por la moderación en la caída salarial, que pasó en tasa anual al -3,6%, frente al -5,2% del trimestre anterior. Pero sin descartar el factor psicológico, de hastío de la crisis, o el consumo de las rentas altas y del capital, que si crecen.

Por su parte, El saldo comercial que no despega y de hecho, parece que se ha estancado, entre otras cosas porque el Euro sigue demasiado fuerte y las economías europeas, que son las que nos compran, se estancan. Además la reducción salarial no se ha traducido en mayor competitividad. Las empresas se quejan, y con razón, que las repetidas subidas de la electricidad hace que no sea competitivo producir en España.


La inversión mejora un poco y el gasto público sigue sufriendo los recortes, sin que eso suponga una reducción de la deuda pública, en sus máximos históricos. Pero para entender mejor el papel del gasto público en esta coyuntura necesitamos otro enfoque más amplio. Veamos estos datos en perspectiva, en forma de tasa de variación interanual.




Realmente el consumo de los hogares ha mejorado, aunque levemente. La inversión sí reduce su caída, pero sigue cayendo. Y las exportaciones muestran ya claramente que han tocado techo y no van a ser el motor de la recuperación que auguraba el gobierno. Con unas importaciones que vuelven a crecer reduciendo a su vez el saldo neto.

No digo con esto que las exportaciones no influyan en el crecimiento del PIB, claro que si, pero es cierto que ya crecían y con mucha más fuerza en 2012 y sin embargo el PIB decrecía, por lo que este cambio de tendencia del PIB no se debe a las exportaciones, hay que buscarlo en otro sitio.

En este sentido, lo que sí muestra un cambio de tendencia notable es el gasto público. De los recortes del 5 ó el 10% de 2012 hemos pasado a un moderado crecimiento y estabilidad a finales de 2013. Y la verdad, para este viaje no necesitábamos alforjas. Porque al final la recuperación viene del consumo público y privado, lo de siempre, lo lógico. Y eso a pesar de que el gobierno del PP ha hecho todo lo posible por machacarlos, dejando infames estragos sociales a su paso. O sea, que la leve recuperación no es gracias a las políticas del gobierno, como repiten sin cesar, sino a pesar de éstas.

Y parece sensato que si el crecimiento viene por ahí, se potencie precisamente esos sectores. Como están haciendo los países que realmente están creciendo. Como EEUU, que acaba de ampliar el subsidio por desempleo. O Japón con su expansión monetaria y subidas salariales.

Porque además la amenaza de deflación sobrevuela España y buena parte de la zona Euro. Y lo que esconde este indicador es ni más ni menos que una crisis de sobreproducción, que nos arrastraría de nuevo a la depresión económica. Porque, si bien hasta ahora, las reducciones salariales habían sido absorbidas por los márgenes de beneficio empresarial, la caída del consumo interno y el freno de las exportaciones, traerán una necesaria reducción de los precios, que chocará con la reducción del poder adquisitivo de las familias, y al círculo vicioso de la sobreproducción.

Es por eso, que cada vez más economistas demandan la necesidad de unas tasas moderadas de inflación en el país. Que ya que no van a venir por la vía monetaria, ante el encastillamiento del BCE, tienen que venir por subidas salariales e incrementos del gasto público. Y ya vamos tarde.

martes, 18 de marzo de 2014

Los expertos del gobierno y la reforma fiscal

El miedo va a cambiar de bando. Todos hemos escuchado alguna vez esta contundente consigna. Pero siendo rigurosos, más que cambiar lo que va a hacer el miedo es volver a donde estaba en 2008. Porque el año que estalla la crisis global, las élites económicas estaban aterrorizadas ante la perspectiva de que sus manejos hubiesen hundido al sistema.

Ese año escuchamos al muy conservador Sarkozy contar al mundo que había que "refundar el capitalismo sobre unas bases éticas". También poderosos hombres de negocio, magnates de la banca, salían a la luz pública a reconocer que la culpa de la crisis había sido suya, se disculpaban y hasta pedían más regulación en los mercados. El culmen de este pánico se vivió entre el Miércoles 17 y el Jueves 18 de Septiembre de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers,  cuando el sistema financiero estuvo a punto de un colapso total y se inició un período que se vino a llamar de congelamiento del crédito, que en su punto más crítico implicó la paralización del crédito interbancario y de la emisión de papeles comerciales de corto. Nadie se fiaba de nadie y el dinero dejó de circular. Mientras los trabajadores, ajenos, miraban esos manejos en los telediarios con indiferencia, las oligarquías estaban cagadas de miedo.

A partir de ahí la cosa cambia y comienza su salida a la crisis a nuestra costa. El discurso de la culpa es de todos y lo de vivir por encima de las posibilidades. Las inyecciones mil millonarias a la banca, la asunción pública de su deuda privada, y de paso, el desmantelamiento de los estados sociales y los derechos laborales en occidente para recuperar las tasas de ganancia. La vieja receta neoliberal que nos había llevado a la crisis pero aun más salvaje, a ver si así funciona mejor.

Al final, la pregunta clave de todo este juego de poder es quién va a pagar la crisis. Pues mientras la indignada ciudadanía, en las manifestaciones, corean consignas como "¡Vuestra crisis no la pagamos!", la realidad es que son las rentas del trabajo las que estamos pagando los platos rotos.

Solo hay que echar un vistazo a la evolución de los ingresos tributarios en nuestro país:


La recaudación del Impuesto de Sociedades, el que grava los beneficios empresariales, las rentas del capital, se ha reducido más de la mitad desde antes de la crisis. En 2012, el gobierno inyectó a los bancos 41.300 millones de euros vía rescate bancario, casi el doble de lo que aportaron al estado todos los y las capitalistas españoles juntos. Un año después reconocía que daba por perdidos 36.000 millones, que no va a recuperar pero que sí tiene que devolver a la UE con los correspondientes intereses. Luego la cuenta es sencilla, nos sale a pagar a las rentas del trabajo la devolución del rescate bancario.

La recaudación vía rentas del trabajo se ha mantenido, pero como los salarios han bajado y hay mas desempleo, parece claro que ha sido a costa de subir los tipos impositivos y quitar deducciones. Respecto al IVA, ni siquiera la subida de 5 puntos porcentuales, del 16 al 21%, ha conseguido mantener la recaudación. En lo que representa un claro indicador del gran problema que supone para este país la caída del consumo y la demanda agregada interna, que representa el 98% del PIB.

En conclusión, los asalariados y asalariadas somos el 82´4% de la población ocupada española. Los trabajadores y trabajadoras por cuenta propia el 17´5%. Pero de éstos solo el 5´2% son empleadores, el resto son autónomos o cooperativistas. Luego el 94´8% de la población nos repartimos el 44´2% del PIB y soportamos el 87% de la carga fiscal. Mientras, el 5´2% de capitalistas se reparte el 46´1% del PIB y solo soporta el 9´7% de la presión fiscal. Pues no parece un modelo muy eficiente económicamente y desde luego el principio de progresividad en la tributación consagrado en la Constitución Española brilla por su ausencia. 

De modo que así está la cosa. Tenemos una deuda pública en el máximo histórico del 95´7% del PIB, que ya es a todas luces impagable. Una deuda derivada de asumir como pública la inmensa deuda privada, principalmente, del sector financiero. El gobierno necesita urgentemente liquidez para, al menos, ir pagando los vencimientos. En consecuencia tiene que subir los impuestos, pero como eso ya lo ha hecho y no es muy estético, lo llama reforma fiscal. Y para que parezca que no es cosa suya sino una necesidad técnica de la economía, se la encarga a un comité de expertos amigos suyos.

Pues bien, el grupo de expertos que el gobierno tenía cocinando la reforma fiscal concluye que hay que subir el IVA y bajar el Impuesto de Sociedades e IRPF y eliminar el de patrimonio. A lo que De Guindos replica que no se tocará el IVA en lo sustancial. Dejando claramente entrever que una subida de los tipos reducidos sí que entra en los planes del gobierno.

De modo que las conclusiones, las de siempre, que paguen los trabajadores y trabajadoras. Y ya de paso, que los ricos y ricas paguen un poquito menos. O sea, bajar el IRPF que beneficia sobre todo a los tramos más altos que son los que más pagan, bajar el IS y quitar Patrimonio, por si las rentas del capital y rentistas no estaban suficientemente privilegiados, y subir el IVA, a ver si conseguimos terminar de darle la puntilla a la economía con la demanda agregada interna.

En definitiva nos traen otra reforma ideológica, por más que la disfracen de comité de sabios, que viene a afianzar los privilegios clasistas. Y por tanto, hay que responder esgrimiendo una contrarreforma que defienda los intereses de los trabajadores y asegure la viabilidad económica del país. En esa línea es muy recomendable leer la propuesta de CCOO. Sus claves:
  • Ampliar el IVA reducido a productos como los suministros energéticos y otros de primera necesidad
  • Bajar el IS solo a sociedades de nueva creación y cambiar las deducciones que terminan por hacer que las grandes empresas tengan un tipo efectivo menor que las PyMES
  • Lucha contra la economía sumergida y el fraude fiscal
  • Nuevos impuestos a la riqueza, transacciones financieras y medioambientales
  • Quitar deducciones al IRPF que benefician solo a las rentas más altas.

En cualquier caso es una cuestión fundamental, puesto que el dinero es la concreción final de la política y hacer realidad ese grito de las manifestaciones de "¡vuestra crisis no la pagamos!" pasa por derribar este régimen fiscal, sino sí que la vamos a pagar, y con creces.


martes, 25 de febrero de 2014

La conquista del pan

Después de casi 30 años, el consumo de pan vuelve a crecer en España. El gobierno lo achaca al descenso del precio (un moderado 1´9%), sin importarle lo más mínimo el carácter demostradamente inelástico de la respuesta de la demanda de pan a las variaciones del precio. Los tertulianos y tertulianas hablan de la vuelta a los sabores de la infancia, de la dieta mediterránea, de la cultura del pan y de cualquier cosa que se les ocurre.

El caso es que en dos años hemos pasado de ser los europeos y europeas que menos pan consumían a ponernos a la cabeza. Y este hecho encierra importantes verdades económicas que van más allá de la moda o el gusto de los consumidores.

La cuestión es que el pan es el ejemplo paradigmático de un bien inferior. Que es como los y las economistas llamamos a los bienes que tienen una elasticidad-renta negativa. O sea,  que según aumenta la renta del consumidor, se reduce la demanda de ese bien. O bien, al contrario, que cuando cae la renta, aumenta su demanda.

El pan ocupaba una porción importante de las rentas de subsistencia de las familias españolas en la trancisión, pero en la medida en que éstas fueron aumentando se fue sustituyendo el consumo de pan por carne, pescado, fruta, etc. Bienes normales y de lujo, que fueron ocupando la cesta de la compra en los hogares.

El retorno al consumo generalizado del pan es solo un indicador del empobrecimiento de los hogares españoles, la vuelta a los hábitos de consumo de subsistencia. Pero hay indicadores mucho más claros y directos:


No solo asistimos al incremento objetivo de la pobreza, con casi un tercio de la población en riesgo de pobreza o exclusión social. Si no que el empeoramiento de las condiciones laborales y la caída de los salarios, gracias a la reforma laboral, nos sitúa ante un nuevo tipo de pobreza. El pobre-trabajador. O sea, aquel que a pesar de trabajar una jornada laboral completa no es capaz de salir del umbral de la pobreza.


Todo ello, mientras las rentas del capital no dejan de crecer, transformando estas rebajas salariales directamente en plusvalía absoluta, en lugar de bajar los precios para ganar competitividad. Por lo que se produce una gran polarización de la sociedad entre ricos y pobres. 


 Si nos atenemos al coeficiente de Gini, España es ahora mismo el país con mayor desigualdad social de la UE después de Letonia (35´7).

El país retrocede 30 años y no solo en hábitos de consumo, también en estructura social, en derechos laborales y sociales, etc.

Decía el anarquista ruso Kropotkin en "La conquista del pan", que un país que produce en abundancia no puede mantener a su gente en la pobreza. Esperemos que el pueblo no se conforme mucho más con las migajas de la subsistencia. Porque no se puede salir de la pobreza material sin antes abandonar la pobreza de espíritu.

miércoles, 15 de enero de 2014

No es otra crisis, es un nuevo modelo de acumulación


Los beneficios empresariales alcanzan en 2013 su máximo histórico en un tercer trimestre. Es un titular que a uno le hace pensar ¿pero no estábamos en crisis? Entonces recuerdo los 6 millones de parados y paradas, los salarios a niveles de 2003, los recortes sociales... y la pregunta pasa a ser ¿pero crisis para quién?

Y es que esta crisis, que dura 6 años y no se le ve fin, tiene algunas curiosas particularidades respecto a las anteriores. Una crisis normal dibuja una U en la senda del PIB, la producción cae y luego se recupera y crece. Las empresas reducen sus márgenes de beneficio, algunas cierran, las menos eficientes. El consumo cae por la desconfianza de los consumidores, a la vez que aumenta el ahorro. Lo normal de una crisis cíclica del capitalismo.

Aquí la crisis empezó así, pero a estas alturas ya es otra cosa. ¿A qué me refiero?

  • Caída y recaída del PIB; de la U a la L:

Pasamos nuestra U entre 2008 y 2011. Luego, coincidiendo con las primeras medidas del gobierno de Rajoy, la economía volvió a caer y dos años después parece que la caída ha parado, pero no crece, se estanca, en lo que se conoce como una salida en L.Y como con esas tasas tan bajas no se crea empleo, la salida técnica de la recesión que tanto pregona el gobierno, en realidad, no va a cambiar la grave situación social del país.




  • El consumo ya no es cuestión de confianza; Del no querer al no poder:

El consumo sí ha caído, un 3% estos dos años, registrando la Demanda Agregada nacional una caída de 10 puntos desde 2005. Sin embargo no se debe a la desconfianza. Lo fue al principio de la crisis, cuando se compensaba con el incremento del ahorro, pero no ahora, cuando el ahorro también cae y a lo que asistimos es a la disminución de la Renta Disponible de los hogares. O sea, al empobrecimiento generalizado de los trabajadores españoles.




  • Beneficios empresariales en expansión; ¿Crisis para quién?:

Que los salarios son cada vez más bajos es algo muy evidente para cualquier español que no sea el ministro Montoro, (que a la vista de los datos, o miente o hay una desaceleración en la veracidad de su discurso). Las rentas salariales han retrocedido 10 años en el tiempo hasta colocarse al nivel de 2003. Y la tendencia se mantiene, pues Al 2,6% de reducción de los costes laborales unitarios en 2013 se sumará otro 1,3% previsto para 2014.



Bajando además especialmente en los tramos salariales más bajos, los de los trabajadores y trabajadoras no cualificados, y llegando, por el contrario, a subir hasta un 7% en el caso de los altos directivos. Incrementando la brecha salarial y la desigualdad.

Sin embargo, con las rentas del capital pasa todo lo contrario. Los beneficios has aumentado un 29%. Cada vez mayor parte del PIB, de todo lo que se produce, va a parar a los bolsillos de los y las capitalistas y menos a los de los trabajadores y trabajadoras. Hasta el punto de que por primera vez, en 2012, el total de beneficios fue mayor que el total salarial. Teniendo en cuenta que los beneficios se los reparten entre unos pocos y los salarios entre muchos.




No parece, por tanto, que a la clase capitalista española le vaya nada mal con la crisis. De hecho, asistimos a noticias como el incremento del número de millonarios en un 13% en 2012, o el incremento del gasto en consumo de productos de lujo en el país en un 15% ese mismo año, 2012, el año de la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación irregular. Una España que muere y otra que bosteza, que diría Antonio Machado.

 Y no parece que sea casualidad que sea precisamente España, el país desarrollado donde más graves son las agresiones que se están cometiendo contra los derechos civiles y laborales, donde peor es la situación de los trabajadores y trabajadoras y donde al mismo tiempo mayor es el crecimiento del beneficio empresarial (excedente bruto de explotación).


Este es el verdadero objetivo de la reforma laboral del gobierno. Crear empleo no debe ser cuando lo que ha conseguido es un millón y medio más de parados y paradas. Pero incrementar las tasas de beneficios a costa de bajar los salarios, eso lo ha hecho sobresalientemente.

El resto de la política parece en la misma linea, cuando se rescatan bancos y se denuncia la ley antidesahucios andaluza. Los impuestos que pagan los hogares suben un 3,6%, el de sociedades que pagan las empresas desciende un 16%, en términos reales en el tercer trimestre de 2013. Y así todo.


  • Un nuevo modelo de acumulación:

Cabría pensar que se está aplicando la misma receta neoliberal de los años 80. Más productividad y menos salarios para incrementar las tasas de beneficios. Sin embargo hay un elemento novedoso. Esta tendencia se está dando muy rápido y sin crecimiento económico. 

Si la economía no crece, si no se crea nueva riqueza, ¿de donde salen estos nuevos beneficios?. En otras palabras, desde los años 80, con la receta neoliberal, la tarta que producíamos cada año era cada vez más grande. Los obreros y obreras, a pesar de ello, no incrementaban su porción, que era constante, mientras los y las capitalistas se quedaban toda esa nueva tarta. Había un reparto desigual, injusto, de la nueva renta creada. Pero el trabajador seguía manteniendo su nivel de vida.

Ahora sin embargo la tarta no crece, de hecho es más pequeña. ¿como es que la porción capitalista es más grande? Porque se están comiendo nuestro trozo de tarta y nos dejan solo unas migajas. Esto ya no es un reparto desigual, es un robo.

En palabras del catedrático de economía aplicada, de la Universidad de Sevilla, Manuel Delgado Cabeza: "Hemos entrado en un régimen de acumulación por desposesión, lo que acumula el capital es apropiación de riqueza ya existente".

Así, los bancos se han hecho con un un extenso patrimonio inmobiliario, pero no han construido nada, son las casas de las familias trabajadoras desahuciadas. Igual pasa con los que antes era patrimonio colectivo, social, los recursos que el Estado destinaba al sostenimiento del estado del bienestar y ahora van a parar a manos privadas vía rescate bancario, déficit de tarifa eléctrica o intereses de deuda. Y en definitiva, los salarios que desaparecen y van a parar directamente a la cuenta de resultado. 

El problema es que esta estrategia además de indigna y criminal, es totalmente miope porque el saqueo del país a corto plazo va a terminar destruyendo las bases de la economía e imposibilitando la recuperación durante décadas. El 96% de nuestro PIB depende de la demanda agregada interna, que depende del consumo y el gasto público, y que por tanto se ve muy afectada negativamente por el empobrecimiento generalizado y la austeridad. Si los dejamos, si permitimos que se salgan con la suya, acabaremos con un país paralizado y pobre, y unos cuantos rentistas con abultadas cuentas en Suiza. Su salida a la crisis no es una salida, es un pozo.