lunes, 30 de marzo de 2015

El nivel de vida del pueblo soviético

Reproduzco aquí íntegro el artículo, de 1974, del economista soviético P. Mstislavski, inédito en internet. En el que hace un pormenorizado estudio de la evolución del nivel de vida del pueblo soviético. Dibujando con una precisión exhaustiva el retrato de una sociedad moderna y desarrollada. En él quedan desmontadas gran parte de las falacias que se repiten continuamente, y sin aportar datos, en occidente. Como el conocido mantra de que la mayor parte de la renta nacional se dedicaba a bienes de equipo y no de consumo, afectando negativamente al nivel de vida de la población. La renta nacional dedicada al consumo de los trabajadores nunca bajó del 75% del total, y así todo. De su minucioso relato, rico en datos y detalles, se obtiene una interesantísima panorámica de la vida en la URSS.


El nivel de vida del pueblo soviético
P. Mstislavski


El progreso continuo del nivel de vida del pueblo es una ley constante de la economía socialista. Por su naturaleza y por su origen, el régimen socialista está al servicio del pueblo trabajador que ejerce el poder y asume la propiedad de los medios de producción. La finalidad objetiva de esa producción consiste en cubrir cada vez mejor las crecientes demandas materiales y culturales del pueblo. Con la revolución socialista, realizada bajo la dirección de Lenin, el Partido Comunista aspira -según palabras de Lenin- a sustituir "la producción capitalista de mercancías por la organización socialista de la producción de objetos, a cargo de toda la sociedad para asegurar el pleno bienestar y el libre y múltiple desarrollo de todos sus miembros" y éste ha sido el criterio orientador en toda la historia soviética.

El XXIV Congreso del PCUS, celebrado en 1971, hizo incapié en la elevación del nivel de vida del pueblo, objetivo primordial de la política económica del Partido Comunista y del Estado Soviético. La orientación general del desenvolvimiento económico del país a largo plazo consisteen elevar sustancialmente el nivel de bienestar del pueblo. Las directrices del XXIV Congreso del PCUS situan en un primer plano un ambicioso programa de medidas sociales tendentes a mejorar sustancialmente todas las condiciones de vida del pueblo soviético. La tarea principal del plan quinquenal para el fomento de la economía de la URSS de 1971 a 1975, consiste -según la resolución del congreso- en asegurar un ascenso considerabledel nivel de vida material y cultural del pueblo sobre la base de un crecimiento intensivo de la producción socialista, del aumento de su eficacia, del progreso científico-técnico y de la aceleración del aumento de la productividad del trabajo.

En la URSS entendemos por nivel de vida el grado de satisfacción del variado cúmulo de necesidades del hombre: cantidad y composición de la dieta alimentaria, vestimenta, calzado, bienes de uso doméstico, alojamiento, servicios comunitarios y urbanización, condiciones de trabajo y de empleo del tiempo ocioso, posibilidades de estudio, de acceso a la cultura, de satisfacción de la vocación creadora del individuo, de desarrollo físico y práctica de deportes, asistencia médica y sistema asistencial para los no aptos para el trabajo.

El programa social aprobado en el XXIV Congreso del PCUS contempla todos estos aspectos del nivel de vida del pueblo y proyecta aumentar sensiblemente los ingresos reales de todas las categorías, elevando el salario mínimo y los sueldos y salarios medios; ampliar los fondos sociales de consumo destinados a mejorar las pensiones por incapacidad laboral, subsidios a las familias numerosas o de bajos ingresos, estipendios a los estudiantes, así como a fomentar la enseñanza y asistencia médica gratuitas. Al mismo tiempo, se planea intensificar la producción de bienes de uso y consumo y los servicios personales, así como las edificaciones destinadas a vivienda, servicios comunitarios y culturales; mejorar el estado sanitario de las poblaciones, la protección del medio natural y otras medidas relacionadas con el trabajo y la vida del pueblo.

Veamos ahora los principales aspectos que caracterizan el nivel de vida del pueblo soviético y las pautas que sigue en la etapa actual.


Crecimiento intensivo del ingreso real de los trabajadores

El socialismo se distingue por el crecimiento intensivo del grado de satisfacción de las demandas materiales y socioculturales de los obreros, campesinos e intelectuales. Prueba de ello es el incremento de la renta nacional y, en particular, de la parte de la misma destinada al consumo de los trabajadores. En el decenio 1961-1970, la renta nacional de la URSS se duplicó, y con respecto a 1940, se multiplicó por 8´7. En 1971-75, la misma aumentará un 38´6% más. Una parte cada vez mayor de la renta se consagra al consumo de la población, como puede verse en los datos extraídos de los balances de la economía nacional. 


A tenor de los datos mencionados en el cuadro nº 31, el porcentaje de la renta destinado directamente al consumo de la población se muestra bastante estable, arrojando un promedio de más del 75%. De ahí, el paralelismo que se observa entre el aumento de la renta nacional y las tasas de crecimiento de los ingresos personales, como puede verse en el siguiente cuadro.

El plan quinquenal 1971-75 prevé los siguiente aumentos de las magnitudes derivadas de la renta nacional: fondo de consumo, el 40%; fondo de acumulación, el 36%. El incremento de la renta nacional en los tres años primeros del quinquenio fue de 44.000 millones de rublos. En este tiempo tuvo lugar cierta redistribución de la renta nacional en favor del fondo de consumo. La producción industrial aumentó en los años mencionados en el 23´1% y, dentro de la industria, las ramas del grupo "A" en el 24´1% y las del grupo "B" en el 20´3%. Los ingresos reales por habitante crecieron durante 1971-73 en el 13´5%.

En resumen, los ingresos reales de la población de la URSS aumentaron un 60% cada diez años, y en 1965-1975 aumentaron un 75%.


El incremento del ingreso real de los trabajadores soviéticos proviene principalmente de la elevación sistemática de la retribución monetaria, en base a rebajas o estabilidad de precios.

Los promedios de las mencionadas tablas muestran una tendencia sostenida de aumento de la capacidad adquisitiva de los trabajadores de la URSS. En el periodo 1940-1972, esa capacidad se multiplicó por 3, y téngase en cuenta que estos datos no reflejan otra serie de factores que influyen en los ingresos reales de los trabajadores. Se trata de lo siguiente: 
Primero, en el periodo mencionado hubo varias rebajas de impuestos personales y se derogó el mecanismo de suscripción de deuda del estado con cargo al salario.
Segundo, el índice de precios de los servicios se mantuvo muy por debajo del índice general de precios al por menor, debido a que durante muchos años permanecieron congelados los alquileres, así como las tarifas de electricidad, gas y agua.

Por último, aumentaron las prestaciones sociales gratuitas, pensiones y pluses complementarios del salario. Los ingresos por estos conceptos tienden a crecer constantemente. Los gastos sociales de consumo por habitante, a precios constantes, crecieron mas de 9 veces en el treintenio 1940-1970. En el último decenio 1960-1970, se duplicaron, y en el quinquenio 1971-1975 se prevé un aumento del 40%.


Las prestaciones y beneficios sociales complementarios del salario representaban en 1940 unos 7´5 rublos por trabajador (el 22´7% del salario), en 1960, 27´1 rublos (33´7% del salario) y en 1970, 42´3 rublos (34´8% del salario). Para 1975, la previsión es de que esos beneficios superen el 35% de la retribución del trabajo.

Según datos de la Dirección Central de Estadística de la URSS, los ingresos reales globales por trabajador aumentaron en el periodo 1940-1972 del siguiente modo: obreros y empleados 3,1 veces, campesinos 5,1 veces, promedio general per capita 4,3 veces. En lo que concierne exclusivamente al decenio 1961-1972, el aumento de los ingresos reales por habitante fue del 72%; en el quinquenio 1966-1970, del 33% (frente al 30% previsto en el plan). En el presente quinquenio (1971-75) se prevé un incremento del 31% frente a 1970.

Al evaluar el ingreso de los soviéticos conviene tener en cuenta tres circunstacias esenciales. Primero, en la Unión Soviética, la proporción de los componentes de la familia económicamente activos es, por regla, mayor que en otros países. Así resulta que en 1972 el ingreso total por persona ocupada era de 175´8 rublos, pero el ingreso mensual medio por familia de obrero o empleado, incluidas prestaciones y beneficios, ascendía a 302 rublos.

Segundo, en la URSS, las deducciones del salario son muy reducidas, puesto que los aportes al seguro social corren por cuenta exclusiva de la empresa y la tributación fiscal es mínima. Los impuestos personales apenas representan el 8´3% del ingreso presupuestario, siendo la presión fiscal menor del 8% del salario de los obreros y empleados y apenas el 3% de los ingresos del koljosiano.

Tercero, baratura de los alquileres y servicios. Los gastos de alquiler y servicios comunales no pasan del 3-4% del salario, es decir, varias veces menos que en la Rusia zarista o que en los países capitalistas hoy en día. Esa baratura se explica por el hecho de que los 2/3 de los gastos de mantenimiento de las viviendas y un  porcentaje todavía mayor del financiamento de la edificación de las mismas corren a cargo del Estado. Otro tanto puede decirse del precio de los transportes.

Las mencionadas peculiaridades impiden comparar directamente los ingresos de los trabajadores soviéticos con los de los países capitalistas, planteando la necesidad de analizar la estructura física y la evolución del consumo. Para poder caracterizar el aumento del ingreso real en base a su expresión monetaria, recurriremos a las cifras de incremento de la producción y venta de bienes de consumo y servicios personales por habitante (siguiente cuadro).

Puede advertirse que el grado de satisfacción de la demanda de bienes materiales aumentó en el treintenio 1940-1970 entre 2´2 y 6´6 veces y según las previsiones, para 1975 los aumentos serán de 2´7 a 9´8 veces.

Otra circunstancia que no debemos dejar de lado al analizar la evolución del ingreso por persona es la ausencia de desempleo y la seguridad en el mañana, cuya autenticidad descansa en medios de previsión social en caso de pérdida de la capacidad de trabajo, que aseguran un ingreso regular a todas las familias. El aumento del ingreso coincide, además, con un acortamiento de la jornada y de la semana laboral. En 1956, por ejemplo, la semana laboral de obreros y empleados fue reducida de 45´9 a 39´4 horas. La semana de trabajo máxima es hoy de 41 horas, y en las tareas fatigosas y nocivas, así como los menores y algunas profesiones (personal médico y de enseñanza), de 36 horas. Los obreros y empleados gozan de vacaciones anuales pagadas con un mínimo de 15 días laborales (con un promedio general de más de 20). En 1967 culminó la implantación de la semana laboral de 5 días con dos de asueto, para los obreros y empleados.


Otras de las constantes que distinguen a la economía soviética es el incremento progresivo de la producción de bienes de consumo, expresión de la tendencia aceleradora del progreso del nivel de bienestar de la población.


La intensificación del proceso de mejora del nivel de vida de los soviéticos se apoya en el nivel alcanzado por las fuerzas productivas y las relaciones de producción, el cual sirve de base al incremento de la productividad del trabajo y al desarrollo cada vez mas articulado de la economía, condición para impulsar el progreso científico-técnico y alcanzar una mayor eficacia de la producción social.


Aumento de las necesidades y alteración de la composición de la demanda de bienes de consumo

La tendencia progresiva al aumento continuo de las necesidades humanas, ligadas a las condiciones de trabajo y de vida, a la calidad, presentación, variedad y otras cualidades de los bienes de consumo, a la atención médica y posibilidades culturales y que se manifiesta en todas las etapas de desarrollo de la sociedad, es lo que Lenin calificaba de ley del incremento de las necesidades.

La evolución de las necesidades depende de una infinidad de factores, siendo fundamentales el avance de la producción y de la cultura de la sociedad y el régimen socieconómico imperante. De ahí que los ritmos y naturaleza de los aumentos de las necesidades varían sustancialmente, según las épocas y países, aunque presentan una serie de rasgos y premisas de valor universal.

En el País de los Soviets, lo distintivo es la expansión acelerada de las necesidades humanas por efecto de la industrialización intensiva y de la auténtica revolución cultural operadas bajo el poder soviético. En la Rusia prerrevolucionaria, país agrario atrasado, la demanda de la inmensa mayoría de la población se circunscribía a pan, patatas, arenques, kvas, vodka, toscas vestimentas y calzado, lúgubres covachas y candiles. Hoy, la demanda de todos los ciudadanos soviéticos es muy elevada y los más destacable consiste en que se ha producido un acercamiento extraordinario entre las necesidades de los obreros, campesinos e intelectuales. Todos los sectores de la población demandan mejor calidad de artículos alimenticios, vestimenta, alojamiento, transporte y, en no menor medida, educación, asistencia médica y cultura.

Es de destacar que en la sociedad socialista, las necesidades no se desarrollan de una manera espontanea, sino influidas por estudios y propaganda científicos que inculcan a la población hábitos y preferencias sanas. En la URSS se presta especial atención al estudio de la base científica de las necesidades, se procuran condiciones de vida racional para satisfacer las más variadas preferencias individuales. En el Instituto de Nutrición de la Academia de Ciencias de la URSS y una serie de cátedras de otros centros de investigación, llevan más de 40 años estudiando los fundamentos científicos de la dieta alimentaria. Los institutos sectoriales de investigación estudian desde hace mas de 20 años las condiciones óptimas del hábitat humano. Los resultados de esos trabajos se plasman en la planificación económica, en la instrucción pública y también en consejos publicitarios. La planificación económica se orienta a lograr el más alto nivel de atención de las demandas racionales, toma en cuenta su diversidad, costumbres establecidas y tradiciones nacionales, procurando, al mismo tiempo, alterar progresivamente la demanda en un sentido más positivo. 

En la URSS ya nadie recuerda la época en que las malas cosechas dejaban una secuela de hambre y calamidades. En el siglo XIX, Rusia conoció 40 años de hambre y en los primeros 12 años de este siglo hubo 7 de malas cosechas y de hambre para el pobre (1901, 1905 a 1908, 1911 y 1912). Con el aumento de la frecuencia de los años calamitosos se extendía el área azotada por las hambrunas apocalípticas. Así en 1901-1908, el hambre se cebó en 19-49 provincias, en 1911-12, en 60 provincias. De los estragos producidos por las malas cosechas da idea el siguiente juicio contenido en un informe del Ministerio del Interior de Rusia, fechado en 1908: "El peligro de muerte por inanición se hace cada año más posible para una gran parte de los labriegos de Rusia". Y téngase en cuenta que ésos representaban entonces las 4/5 partes de la población del país.

El socialismo modificó radicalmente el cuadro. En el periodo 1957-1972 hubo periodos climáticos muy poco benignos que afectaron sensiblemente las cosechas en importantes comarcas agrícolas (1957, 59, 60, 63, 65, 67, 69, 71 y 72). Las cosechas cerealícolas de esos años sufrieron sensibles mermas, lo mismo que los acopios del Estado. En 1972 disminuyó el censo ganadero por efecto de la mala cosecha de piensos, pero eso no afectó las condiciones de alimentación de la población. La demanda de artículos alimenticios fue cubierta con las reservas estatales y por medio de importaciones. De tal modo que pudo seguir progresando la dieta alimentaria hasta superar el nivel de preguerra.


Los datos estadísticos indican que la dieta alimentaria diaria de la URSS alcanza 3.000 kilocalorías por persona, cantidad que corresponde a las necesidades normales de la región y que no desmerece en absoluto a los países más desarrollados. En la posguerra viene aumentando progresivamente el consumo de productos cárnicos, lácteos, huevos, pescado, frutas y legumbres, mientras disminuye la parte del pan y las patatas, demandas éstas que también se ven desplazadas por el incremento del consumo de azúcar y artículos de repostería. En el cuadro anterior se advierte que durante 1950-72, el consumo de alimentos registró los siguientes aumentos: productos cárnicos y lácteos 90%, pescado 110%, aceites vegetales 160%, huevos 200% y azúcar 240%. Paralelamente disminuyó el consumo de otros de inferior calidad como patatas y artículos panificados.

La dieta alimenticia soviética mejora por la incorporación de alimentos superiores, ampliación del surtido y aumento de la calidad de los productos cárnicos, láctos, panificados y otros. Durante 1960-70, el consumo por persona de productos cárnicos aumentó físicamente en un 20%, pero medidos por su valor a precios comparables el aumento resulta del 56%. Los lácteos aumentaron un 42% en términos físicos, y el 90% en término de precios comparables. Correlativamente, el consumo de pan disminuyó en términos físicos (kg), pero aumentó en términos de precios comparables un 22%, debido a la extensión del consumo de pan y artículos panificados de mayor calidad, fabricados por el sector estatal, y el consiguiente abandono de la panificación de autoconsumo a nivel doméstico o koljosiano.

Ha mejorado muchísimo el surtido de artículos de cuero, textiles, confecciones. Las ventas de confecciones y ropa interior (a precios comparables) crecieron 2´2 veces en 1960-72 y 7´9 veces en 1940-72. En esos mismos periodos, las ventas de artículos de punto aumentaron 7´7 y 17´5 veces, y las de calzado de cuero, 2 y 6´7 veces. En general, se han alcanzado niveles de oferta satisfactorios de los principales artículos en términos físicos.  Según los datos que figuran en el cuadro nº 37 resulta que una familia tipo de 4 personas adquiere anualmente telas y prendas de vestir (expresadas en metros de tela) más de 125 metros cuadrados, más de 21 unidades de artículos de punto y 12 pares de calzado de cuero.



Las industrias ligeras siguen una línea de ascenso sistemático. Según el plan 1971-75, las inversiones en ese sector serán el doble que las del quinquenio precedente. En esa esfera, las principales lineas de aumento de la demanda y de variación de su composición cualitativa son las siguientes:

Primero, aumento de los tejidos de calidad superior, como lana, en particular fibranas, mezclas con nitrón y otras fibras duraderas y seda. En el periodo 1940-72, las ventas de telas a precios constantes aumentaron del siguiente modo: lana 5´3 veces, seda 13 veces y algodón 30%. El noveno plan quinquenal mantiene la tendencia ascendiente de los tejidos superiores.

Segundo, un porcentaje creciente de tejidos llega al consumidor en forma de confecciones y otros artículos. En 1940-72, las ventas de prendas de vestir y ropa interior aumentaron, a precios comparables, 9´8 veces. En 1928 las ventas de prendas de vestir, ropa interior y artículos de piel fueron tres veces menores que las de telas, mientras que en 1972, las confecciones representaron el 76% de las ventas totales de artículos de tela. 

Tercero, aumenta intensivamente el consumo de géneros de punto de producción nacional e importación. En la Rusia zarista no se fabricaban industrialmente géneros de punto, y aunque en la preguerra los mismos conocieron un desarrollo intensivo, su volumen no pudo alcanzar relevancia. En el periodo 1940-72, la fabricación de prendas y ropa interior de punto aumentó en unas 7 veces y las ventas (a precios comparables) 22 veces, habida cuenta de la renovación del surtido.

Cuarto, ha progresado extraordinariamente la calidad y surtido de los tejidos, confecciones, prendas interiores y calzado. La diversificación de los artículos en beneficio de una mayor calidad se traduce en un aumento más rápido de la cifra de ventas, a precios comparables, que el de su volumen físico (metros y unidades). Así, por ejemplo, en 1940-72 la producción de calzado de cuero aumentó en 3´1 veces, mientras que su expresión monetaria a precios constantes creció 8´4 veces. En el presente plan quinquenal se plantea mejorar radicalmente la calidad y presentación de vestimenta, calzado y otros artículos de uso personal, renovando y ampliando continuamente su surtido, diseño y modelos. Con ese fin en Moscú y en todas las repúblicas soviéticas se organizan exposiciones, muestras y ferias monográficas. En las mismas, las casas de modas, equipos de diseño de las empresas y los centros especializados en el estudio de la demanda toman contacto con los consumidores.

La revolución científico-técnica de nuestros días incide sustancialmente en las formas de vida del hombre. La producción de bienes de uso recreativo y doméstico ha dado origen a un amplísimo sector económico que pone a disposición del público masas ingentes de bienes duraderos. En 1940-72, la venta de relojes a precios constantes aumentó 11´5 veces, y la de radioceceptores y radiogramolas 38 veces. En el periodo 1960-72, la venta de televisores aumentó 4´6 veces, la de frigoríficos 8´7, y la de lavarropas 3´5 veces. En general se ha producido un notable crecimiento del equipamiento electrodoméstico de la población, como puede observarse en el siguiente cuadro.


Se acelera la puesta en marcha de empresas de servicios personales. En el periodo 1961-72 aumentó en más de 4´9 veces el volumen de servicios personales, gracias a la puesta en marcha de más de 116 mil talleres, tintorerías, empresas de reparaciones de bienes domésticos, peluquerías, servicios de alquiler, fotoestudios, etc. Los servicios personales se están convirtiendo en un sector económico altamente mecanizado. En 1971-75 se prevé al menos duplicar el volumen de servicios vendidos. Con ese fin se intensifica la fabricación de equipos y mecanismos para limpiar ropa, reparar calzado, lavar y planchar. Se organizan servicios de recepción y talleres itinerantes.


Uno de los aspectos más complejos del aumento del nivel de bienestar de los trabajadores soviéticos consiste en garantizar alojamiento confortable. No hay que olvidar que la inmensa mayoría de los obrero y campesinos de la Rusia zartista habitaba en covachas insalubres con un promedio de 4 metros cuadrados de superficie por persona. La construcción del socialismo ha comportado en la URSS un crecimiento de las ciudades que no tiene parangón en el mundo. Desde que se estableció el poder soviético hasta mediados de 1973, la población urbana aumentó en 118´9 millones de personas, pasando del 18% al 59% del total nacional. Excluyendo los años de descenso demográfico (de la primera guerra mundial, de la guerra civil de 1918-21 y de la segunda guerra mundial), el incremento anual medio de la población urbana ha sido de 2´5 millones de personas, y en 1961-72, de 3´2 millones. Los años de descenso demográfico lo fueron también de brusca destrucción de viviendas urbanas, cifrables en millones de apartamentos y casas, daños que no tienen antecedentes en ningún país del mundo.

La posguerra se ha caracterizado por un esfuerzo gigantesco de construcción de viviendas. En 25 años (1946-70) no solo se restableció el fondo de viviendas urbanas, sino que se triplicó con  relación a la preguerra, para totalizar 1.530 millones de metros cuadrados de superficie (frente a 180 millones de metros cuadrados de viviendas urbanas en 1913). Téngase en cuenta que durante el mencionado lapso la población urbana solamente se duplicó. En el periodo 1940-70, la disponibilidad de superficie habitable por persona pasó de 6´5 a 11 metros cuadrados, lo que representa un aumento del 70%. En 1946-70, los koljosianos y técnicos del agro construyeron en la zona rural viviendas propias con una superficie global de 471´6 millones de metros cuadrados. Con todo, resulta que durante 1951-70, 149 millones de personas, es decir, el 62% de la población nacional, pudo ser alojada en nuevas viviendas confortables, en departamentos individuales financiados por el Estado o con ahorros personales. Además de eso, 45´1 millones de personas, el 19% de la población, ampliaron la superficie de sus antiguas viviendas. Durante 1971-73, la construcción de viviendas alcanzó la cifra record de 320 millones de metros cuadrados y ha proporcionado apartamentos nuevos a más de 34 millones de personas. El noveno plan quinquenal será un nuevo jalón en el mejoramiento de las condiciones habitacionales. En 1971-75 se prevé alcanzar una cifra record de construcción de viviendas: más de 12 millones de apartamentos con un total de 580 millones de metros cuadrados.

La URSS presta especial atención al desarrollo de las estructuras urbanas de enjardinamiento y calefacción, al acondicionamiento del entorno residencial y de los transportes públicos. Durante el último quinquenio, el tráfico de pasajeros aumentó en un 50%. En 1972, el promedio por habitante de todos los medios de transporte alcanzó 2500 km. Además, los transportes eléctricos urbanos trasladan diariamente más de 48 millones de pasajeros. El plan para 1971-75 establece el objetivo de aumentar el número de pasajeros de los transportes de uso comunal un 50%. Los servicios de ómnibus, del cual la URSS detenta el record del número de vehículos, aumentarán un 60%. La producción de turismos aumentará un 270%, y las ventas al público unas 6 veces.

La aeronáutica civil conoce una expansión extraordinaria. Sus itinerarios alcanzaron en 1972, 780 mil km, superando en 5´8 veces la extensión de la red ferroviaria. La compañía aeronáutica soviética Aeroflot -la más grande del mundo- atendió en 1972 a 82´5 millones de viajeros, con un promedio de 1.160 km por viajero. En el presente quinquenio se prevéun crecimiento de ese servicio del 60%. Se pondrán en servicio nuevos aparatos, en particular, modelos supersónicos, mejorando todo el equipamiento de las lineas.


Aproximación a los niveles de vida de los diferentes núcleos de trabajadores  

El principio socialista de retribución según la cantidad y calidad del trabajo aportado comporta diferencias de ingreso entre las familias, según cualificación, dotes y experiencia del trabajador, y también, según el número de componentes de la familia. Esas diferencias del ingreso se complejizan con otras establecidas en las condiciones de vida y de trabajo de la ciudad y del campo, entre obreros, campesinos e intelectuales, o entre trabajadores de distintos sectores o pobladores de diversas zonas.

La superación gradual de las diferencias socieconómicas y culturales entre las dos clases fundamentales y los grupos sociales, es una ley general del desarrollo del socialismo y de su proceso de ascenso a la etapa comunista. La tendencia a una creciente equiparación de las condiciones sociales brota de los procesos de superación de las diferencias entre trabajadores, en materia de equipamiento técnico, organización del trabajo, instrucción y formación profesional, condiciones de vida material y sociocultural, etc. El Partido Comunista y el Gobierno soviético, recusando el igualitarismo irracional, aplican perseverantemente una política de equiparamiento progresivo de las condiciones de trabajo y de vida entre la ciudad y el campo, de retribución del trabajo y condiciones de existencia de los diferentes grupos de obreros, empleados y campesinos. Lo anterior se expresa en una continua reducción del número de personas de baja cualificación y de los puestos de trabajo débilmente equipados, mientras crece el número y porcentaje de trabajadores cualificados y muy especializados. 

Otro rasgo del momento es el aumento intensivo del nivel de vida del campesinado koljosiano, que se va emparejando con el de la clase obrera. Así, en el periodo 1940-72, el ingreso real medio de obreros y empleados creció 3´1 veces y el de los campesinos 5´1 veces. Las diferencias de retribución entre obreros y campesinos podrían atribuirse al hecho de que los primeros tienen garantizados el salario quincenal, mientras que los segundos cobraban hasta hace poco con bastante irregularidad y solo conocían la remuneración total al finalizar el año agrícola. El octavo plan quinquenal (1965-70) ha limado sensiblemente esas diferencias. A partir del 1 de Julio de 1966, los koljoses garantizan la retribución mensual a sus miembros. Las normas de retribución del trabajo de los campesinos se aproximan cada vez más a las aplicadas en las haciendas agrícolas estatales (sovjoses).


En 1965 se implantó un nuevo régimen de pensiones y subsidios a favor de los koljosianos, el cual está financiado parcialmente por el Estado. A partir de 1969, unos 12 millones de campesinos perciben pensiones del seguro social. La edad de jubilación de los campesinos, lo mismo que la de los obreros y los empleados, es de 55 años para las mujeres y 60 para los hombres. Además, diversas categorías de trabajadores gozan de una serie de ventajas adicionales. El 1 de Julio de 1971 fueron elevadas las pensiones mínimas de los koljosianos, a quienes se les ha hecho también extensiva las normas de jubilación establecidas para obreros y empleados.

Disminuyen asimismo las diferencias entre el campo y la ciudad en lo que se refiere al consumo de electricidad y gas, y empleo de medios técnicos que alivian el trabajo. Disminuyen brúscamente las diferencias de nivel cultural entre obreros, campesinos y empleados, como puede observarse en el cuadro anterior (nº 40), que compara los porcentajes de personas ocupadas que tienen formación superior y media (completa o incompleta). Es interesante constatar que el nivel educativo de los obreros de hoy es superior al que tenían los empleados en 1939, y que el de los campesinos es 1´3 veces menor que el promedio general, pero en 1939 era casi 7 veces inferior. En el periodo 1950-72 la asistencia al cine de la población rural aumentaron en 6 veces ya hora son apenas un 5% inferior a la población urbana. En los últimos años la red de proyección cinematográfica se extiende con especial celeridad en el campo.

También se observa una reducción de las diferencias de condiciones de vida entre las familias de obreros y empleados. En 1950-55, el salario mínimo era de 22-22´5 rublos (rublos nuevos) lo que representaba 1/3 del salario medio. En 1965 el salario mínimo era de 40-45 rublos, el 45% del medio, y a partir del 1 de Enero de 1968, ese mínimo fue elevado a 60 rublos, el 58% del promedio. A partir de 1971, el salario mínimo mensual ha sido elevado a 70 rublos, y su aplicación culminará en 1975. Desciende progresivamente el porcentaje de trabajadores con baja cualificación, y por lo mismo, de los que perciben bajos salarios.

En 1971, la ocupación aumentó en 2´5 millones de obreros y empleados. 450 mil de los cuales eran especialistas de nivel superior, 600 mil peritos de nivel medio y más de un millón de obreros cualificados formados en escuelas profesionales. Así como cientos de miles que aprendieron oficios en escuelas secundarias. Aparte de eso, en 1971 más de 19 millones de trabajadores actualizaron conocimientos y aprendieron nuevas profesiones en cursillos organizados por las empresas y koljoses, en forma individual o colectiva. 

El Estado soviético procura también limar las diferencias de condiciones de vida entre regiones, impulsando las construcción de nuevas empresas preferentemente en ciudades medianas y pequeñas. La finalidad perseguida es aprovechar mejor la mano de obra masculina y femenina. Para ello se establecen sobresueldos en el extremo oriente, Siberia, norte europeo, y se amplían los beneficios otorgados a las personas ocupadas en el extremo norte y comarcas equiparables. 

Como indicábamos antes, los fondos sociales de consumo desempeñan un gran papel en la equiparación de las condiciones de vida de las familias. Estos toman la forma de asignaciones estatales y de los koljoses para obras socioculturales ofrecidas al pueblo, gratuitamente o a precios muy rebajados. Las pensiones y subsidios a impedidos, atención a los niños en establecimientos preescolares, rebjas de alquiler, becas para los estudiantes, asistencia médica gratuita, plazas gratis o de favor en sanatorios y casas de descanso, representan aportes sustanciales al ingreso de las familias, y en particular, para las que cuentan con muchos hijos y ancianos. Estos beneficios reducen las diferencias de ingreso real entre las familias trabajadoras. En 1972, las prestaciones y franquicias dispensadas a los trabajadores al margen de los salarios totalizaban 73.000 millones de rublos, representando un 35% del salario medio mensual de empleados y obreros. Para muchas familias con bajos salarios, esos beneficios a menudo representan incrementos del 100%. En una familia que cuente con un escolar y un estudiante del nivel superior, el Estado gasta mensualmente unos 80 rublos. Todos los años, el Estado distribuye gratuitamente viviendas para alojar a más de 8 millones de personas, lo que representa para éstos un subsidio no reembolsable equivalente al salario de varios años.

El desarrollo sistemático de la asistencia y previsión social contribuye a limar las diferencias de nivel de vida entre las familias y grupos de población. A partir del 1 de Enero de 1968, por ejemplo, se ampliaron las facilidades de jubilación de las mujeres de 50 años. Los trabajadores con 5-8 años de antigüedad continua perciben un seguro de enfermedad del 80% del salario, y con más de 8 años perciben el salario íntegro. El 1 de Julio de 1971 fueron nuevamente mejoradas las pensiones mínimas de vejez. En 1973-74 se prevé aumentar las pensiones de invalidez en un  33%, por término medio, y en un 20% las concedidas a las familias por pérdida del sostenedor. Prosigue la derogación o rebaja de impuestos sobre ingresos del trabajo, especialmente para los que perciben salarios bajos. Han quedado exentos del pago de impuestos los salarios inferiores a 70 rublos y ha sido sensiblemente reducido el gravamen aplicado a los salarios inferiores a 90 rublos. Las familias con hijos perciben crecientes beneficios en forma de educación escolar y preescolar, dispensada gratuitamente. En 1974 empezará a regir el subsidio familiar a quienes acrediten un ingreso familiar medio mensual inferior a 50 rublos per cápita. Todas estas medidas de aumento del nivel de bienestar implican también un acercamiento de las condiciones de vida de los diversos grupos de ciudadanos.


Asistencia sociocultural del pueblo  

El socialismo se distingue por ocuparse del estado de salud, instrucción y desarrollo cultural de todos los ciudadanos. La gratuidad de la enseñanza y de la asistencia médica, así como el acceso también gratuito a muchos bienes culturales, garantizan una auténtica igualdad de oportunidades a todos los miembros de la sociedad, independientemente de los recursos de que disponga cada uno. Ofreciendo así posibilidades sin precedentes para la expansión sociocultural del ser humano. Esa obra se apoya en el presupuesto estatal y de los sindicatos, así como en los fondos especiales que para esos fines constituyen las empresas. Las asignaciones estatales para fines socioculturales aumentan constantemente y hoy representan las 2/5 partes del presupuesto público de la URSS, mientras que los gastos de defensa representaron el 10´3% del total de gastos presupuestarios en 1972. 

Los gastos socioculturales sufragados al margen del presupuesto público alcanzaban en 1965 unos 7100 millones de rublos y en 1972, 17.200 millones. Resultando una suma global de gastos socioculturales de 45.300 millones de rublos en 1965, y 80.700 millones en 1972, lo que es tanto como el 26% de la renta nacional de la URSS. Los datos del cuadro nº 41 dan una idea del destino principal de los gastos socioculturales. Más de la mitad de este gasto público está destinado a asistencia y seguridad social, salubridad y educación física.


En 1913, la Rusia zarista consagraba menos de un rublo por persona al presupuesto de salubridad, y en algunas provincias del país, apenas unos kopeks. Sin embargo, en 1970, el per capita de gastos estatales en salubridad era de 37´9 rublos, y el promedio anual de todos los gastos sociales, incluida la asistencia y seguridad social, se elevaba a 142 rublos por persona, lo que da una media de 568 rublos para una familia tipo de 4 miembros. Es sabido que la URSS tiene la primacía mundial en el campo de la asistencia médica, pues con el 7% de la población del globo cuenta con más de 1/4 de los médicos del mundo (sin incluir los médicos militares). Además, la URSS dispone de 7 auxiliares sanitarios por médico. Y a cada médico corresponde una media de 340 habitantes, mientras que en los EEUU, Inglaterra, Francia, RFA, Italia y Japón ese índice se situa entre 475-680 habitantes por facultativo. En Turquía e Irán es de 2000 a 2800, y en los países económicamente más rezagados es de 15.000 y más habitantes por galeno.

También es elevada la dotación hospitalaria destinada a prestar un servicio totalmente gratuito. A inicios de 1972, la URSS disponía de más de 2´7 millones de camas hospitalarias (110 por 10.000 habitantes). En 1975 se alcanzará la cifra de 3 millones de camas hospitalarias, mejor equipamiento médico y alimentación del paciente. Progresa rápidamente la industria médica: en el periodo 1960-71 su producción se elevó en 4´25 veces. Además, téngase presente que los precios soviéticos de los productos farmacéuticos son unas 12 veces más baratos que los de EEUU.

No hay país que cuente con un sistema de protección de la maternidad y la infancia y una red de sanatorios y casas de descanso de trabajadores como el de la URSS. En 1972, más de 11 millones de trabajadores y personas a su cargo hicieron uso de más de 11.000 establecimientos curativos y de bienestar. Varios millones de personas disfrutaron sus vacaciones en 747 campamentos de excursionismo. El total de personas que disfrutaron sus vacaciones en distintos establecimientos de reposo se acercó a los 30 millones. En el quinquenio 1966-70, los sindicatos costearon total o parcialmente (mediante pago del interesado del 30% de la estadía y en algunos casos hasta con viaje de ida pagado) el descanso o curación de 67 millones de adultos y 41 millones de niños. Más de 75 millones de soviéticos hicieron excursionismo en 1972. La práctica de deportes reviste en la URSS un carácter masivo porque cuenta con una sólida infraestructura de estadios (3.062 en 1972), instalaciones polideportivas, pistas y canchas de fútbol (480.000) y gimnasios cubiertos (52.000), administrados por los sindicatos.

Los progresos de la sanidad soviética se concretan en la eliminaciónde una serie de enfermedades infecciosas como peste, viruela, tifus y paludismo. Otras como la poliomelitis y la difteria están en vías de extinción. Han caido y siguen cayendo bruscamente la tuberculosis, la tos ferina y la brucelosis. Bajo el poder soviético, la mortalidad ha diminuido en 3´4 veces, alcanzando las cotas más bajas del mundo. En 1913 moría el 26´9% de los niños antes de cumplir un año, y en 1972 ese índice quedó reducido al 2´4%, lo que representa 11´8 veces menos. En términos medios, la longevidad ha aumentado de 32 años (1913) a 70 (1970). Se acentúa el sentido profiláctico de la sanidad sovética, que tanta importancia tiene para reducir las enfermedades cardiovasculares y síquicas, la tuberculosis y los tumores malignos.

La instrucción pública es la base del esplendor de la cultura soviética. En 1972 en las diversas modalidades del sistema educacional soviético estudiaban 80´9 millones de personas, es decir, aproximadamente 1/3 de la población del país. El analfabetismo fue erradicado hace mucho tiempo y hoy rige la enseñanza obligatoria de 8 grados. Más del 80% de los graduados de 8º grado (8´9 millones de personas) cursan los grados superiores (9 -11) de la escuela secundaria. Unos 9 millones de alumnos cursan en centros superiores y escuelas especializadas secundarias. Éstas graduaron en 1972 a 1.800.000 especialistas. A fines de ese año, el país contaba con 19 millones de especialistas con formación superior o especial media, entre los cuales más de un millón de científicos, cifra ésta que representa la cuarta parte del personal científico mundial. A juicio de numerosos expertos extranjeros en la materia, la instrucción media y superior soviética es muy superior a la de otros países en cuanto a nivel de enseñanza y dispone de un fuerte y cualificado contingente de intelectuales capaz de hacer frente a los más complejos problemas científicos, técnicos y culturales. Prueba de ello son los progresos alcanzados en cosmonaútica, producción eléctrica, física nuclear y otras esferas del saber. Testimonio son también los éxitos alcanzados por los soviéticos en numerosos eventos artísticos internacionales. No menos elocuente es el hecho de que la URSS aporta la cuarta parte de los libros editados en el mundo.

A comienzos de 1971, la URSS contaba con 359.600 bibliotecas públicas que ofrecen servicio gratuito a todos los ciudadanos. El fondo de publicaciones soviéticas y extranjeras de las mismas alcanzaba la astronómica cifra de 3.300 millones de ejemplares. En 1971, esas bibliotecas registraron más de 180 millones de lectores. El promedio anual de lecturas por persona es de 19 títulos. Una cifra análoga arroja la asistencia al cine. En 1971, los trabajadores disponían de 133.000 clubs (114.000 en zonas rurales), verdaderos centros de actividad cultural vocacional. Millones de personas actuan en teatros, orquestas filarmónicas y otros círculos artísticos vocacionales, así como en clubs de extensión cultural, llamados universidades populares de cultura. En 1972, la URSS contaba con 558 teatros profesionales y unos 1000 vocacionales, 1190 museos y decenas de salas de exposiciones.

En los albores del poder soviético, Lenin señalaba: "En ninguna parte, las masas populares están tan interesadas por la verdadera cultura como entre nosotros; en ninguna parte, los problemas de esta cultura se plantean de un modo tan profundo y consecuente como entre nosotros". Los planes oficiales tienden a elevar el nivel cultural del pueblo. En el curso del noveno plan quinquenal se dará cima a la implantación de la enseñanza general de 10 grados. Aumentará la matrícula de los centros superiores y de peritaje. Al mismo tiempo, mejorará la calidad de la enseñanza, prestándose cada vez más atención a la formación artística de la juventud. Lo más remarcable de la revolución cultural socialista llevada a cabo en la URSS y de los sucesivos progresos realizados en este campo, no consiste solo en unos índices altísimos de instrucción y conocimientos, sino ante todo en la calidad y el nuevo talante social de los mismos.

La cultura soviética ha asimilado las mejores conquistas de la humanidad y conserva con celo la herencia valedera del pasado. "La cultura proletaria- decía Lenin- tiene que ser el desarrollo lógico del acervo de conocimientos conquistados por la humanidad bajo el yugo de la sociedad capitalista, de la sociedad terrateniente, de la sociedad burocrática... Solo se puede llegar a ser comunista, cuando se enriquece la memoria con todo el tesoro de la ciencia acumulado por la humanidad". Esta indicación de Lenin se sigue con perseverancia en la URSS. La cultura soviética combate tenazmente la explotación, la opresión nacional, el oscurantismo y la servidumbre espiritual con ideas progresistas; es hondamente humana; inculca un sano y profundo amor a la patria congruente con el internacionalismo; aboga por la solidaridad fraternal  de los trabajadores de todos los países dispensando generosamente el máximo de ayuda a todos los oprimidos que luchan por la libertad e independencia.  El hondo sentido democrático que distingue a la cultura socialista tiene su origen en el poder político y económico de los trabajadores y en la filosofía marxista-leninista que expresa los intereses de las masas populares.

Otro rasgo diferencial de no menor importancia consiste en asegurar condiciones de expansión a todas las culturas autóctonas. Florece la instrucción , la literatura, las artes y las tradiciones de todas las naciones y grupos étnicos que pueblan la Unión Soviética. Las comarcas más rezagadas en ese aspecto han conocido un brusco desarrollo de las instituciones culturales. En la época prerrevolucionaria, las regiones que hoy forman 10 de las 15 repúblicas federadas en la URSS no contaban con ningún centro de enseñanza superior y apenas tenían 11 teatros. Sin embargo, en 1940 tenían ya 130 centros de educación superior y 235 teatros, cifra muy superior a la alcanzada por todo el imperio zarista. En 1914 Bielorrusia, Uzbekistán y Kazajistán, por ejemplo, no tenían un solo centro de enseñanza superior, mientra que hoy cada una de esas repúblicas cuenta con una población estudiantil superior a la del imperio zarista. La Georgia prerrevolucionaria no tenía más que una universidad con 300 alumnos. Hoy cuenta con 18 centros superiores, y por el número de egresados de los centros superiores y de peritaje (27 por 10.000 habitantes) ocupa el primer lugar de la URSS y del mundo. La pequeña república de Moldavia tiene hoy más alumnos de nivel superior que toda Ucrania en 1914. Una serie de pequeñas naciones y grupos étnicos soviéticos (bashkirios, daguestanos, buriatos, yakutos, maríis y otros) cuentan en sus repúblicas autónomas con más estudiantes por 1000 habitantes que Inglaterra, Francia, RFA y otros estados europeos. Bajo el poder soviético, más de 40 grupos étnicos han elaborado su escritura. En la Rusia zarista se editaban libros en 40 lenguas, hoy la URSS publica en 145 idiomas (89 soviéticos y 56 extranjeros). Las culturas de los distintos pueblos de la URSS conviven y se complementan estrechamente al impulso de festivales, giras, concursos y otras formas de intercambio cultural.

Un aspecto sobresaliente de la cultura soviética consiste en combinar la labor profesional de una nutrida intelectualidad con la actividad vocacional de amplias masas. Para ello, el país cuenta con miles de universidades populares de cultura. En 1972 más de 14 millones de trabajadores participaban en círculos artísticos amateur. El aprovechamiento de todas esas facilidades explica las grandes conquistas soviéticas en el área de las ciencias, la literatura y las artes. Gracias a todo eso, han alcanzado rango mundial numerosas producciones de escritores, artistas, músicos y cineastas soviéticos.


Fuente: De economía soviética (problemas de teoría y práctica). Varios autores. Editorial Progreso. 1974.





sábado, 7 de marzo de 2015

Una historia de amor y economía



Carlyle llamó a la economía "la ciencia lúgubre", motivado por el pensamiento económico hegemónico en su época, basado en Malthus y Ricardo, que entendían la pobreza de amplias capas sociales, incluso la enfermedad y el hambre, como un elemento natural, inmanente y necesario para el desarrollo económico.

Hoy no parece que podamos rechazar esa definición. Con un sistema que nos vende que para que la economía vuelva a funcionar hay que alimentarla con unas buenas dosis de sufrimiento. El sacrificio de miles de familias en pos de un crecimiento económico, que en el fondo no es otra cosa que incremento de tasas de ganancia empresarial.

Y en esta tesitura, a mi la economía me produce un profundo hastío. Artículos que amparan un 33% de niños viviendo bajo el umbral de la pobreza en España mientras la prima de riesgo esté por debajo de los 100 puntos básicos. Eso ya no es un problema de números sino de principios. De manera que para retomar mi labor en este blog he decidido salirme del análisis económico y contar una historia llena de esos principios tan necesarios. Una historia de amor y economía.

La historia empieza con un niño escocés que a los 4 años ya sabía leer en griego clásico. Su padre, James Mill, un filósofo moralista, había decidido educar a su hijo en la más estricta disciplina para convertirlo en un superdotado. Y lo consiguió. El joven John Stuart Mill con 10 años ya había leído a todos los clásico en sus idiomas originales, y con 17 años ya era uno de los mejores economistas de Gran Bretaña. Firme defensor de las ideas liberales de Ricardo, consigue un puesto en la importante Compañía de las Indias Orientales, y se codea con la élite social. Comienza a estudiar filosofía y derecho. Su educación modélica, siguiendo los principios del "Emilio" de Rousseau, había dado sus frutos, sin duda era un triunfador... y a los 20 años, cansado de la vida, intenta suicidarse. Junto a él, marcado en un libro, la cita de Virgilio: "Aquel a quien sus padres no han sonreído será por siempre indigno del banquete de los dioses y del lecho de las diosas". 

Los siguientes años los pasó en una institución psiquiátrica. Al salir, con 24 años, el reverendo Fox le aconsejó buscar alguna actividad con la que mantener la mente distraída, por ejemplo dar clases. Ofreciéndole para ello incluso a la alumna ideal, una joven madre cuyas inquietudes intelectuales no podía colmar en la parroquia. Y aquí viene la otra parte de la historia.

Harriet nació en Londres en 1807 en el seno de una familia conservadora. Sus padres la educaron para ser madre y esposa, y a los 18 años concertaron su matrimonio con John Taylor, un rico comerciante farmacéutico que tenía 39 años. Así adoptó el nombre de Harriet Taylor, con el que aún se la conoce. Con 23 años tenía tres hijos, un marido solo preocupado por los negocios y unas enormes inquietudes intelectuales, que no podía desarrollar más allá de las solitarias lecturas en su casa y la parroquia.

Y entonces, el bueno del reverendo une sus dos caminos. Como suele ser el caso, de la mutua admiración intelectual y la complicidad, pasaron al amor apasionado. Y así, provocaron uno de los más sonados escándalos en la cerrada sociedad victoriana de la época. 

Porque los jóvenes disfrutaban de su pasión por la vida, la economía y la política, con la naturalidad o la ingenuidad propia de su edad. Y así, John Stuart Mill, el brillante economista, no solo acudía a las sociedades de lores a discutir de política acompañado de una mujer casada, si solo fuera eso, es que además insistía en que ella tenía que hablar para dar sus propias opiniones. ¡Las opiniones de una mujer, sobre economía y política, en los venerables salones de la City! ¿Pero eso puede ser?. Sus regias señorías no salían del estupor.

Pero el escándalo suele pasar factura, y así, el comerciante preocupado porque las dudas sobre su honorabilidad le pudieran costar dinero, los padres en defensa de la honra familiar y la sociedad toda, decidieron que aquello tenía que acabar. Hacía 3 años que la pareja se conocía. Y Harriet hizo lo único que cabalmente podía hacer en esa situación... Separarse de su marido. 

Claro que eso no se podía hacer. De hecho era ilegal. Pero bueno, fue. Sin papeles claro, pero fue. Al marido debió parecerle más escándalo denunciar aquello que seguir con sus negocios, y Harriet se fue con su hija pequeña a vivir sola y seguir con su vida. Se dedicó entonces intensamente al estudio de la economía. Son los años en los que se publican las principales obras de John Stuart Mill, por las que ha pasado a la posteridad.

No es hasta 16 años después que queda viuda y ambos pueden al fin casarse. Eso sí, conserva su posición emancipada, ya que John Stuart renuncia a los derechos que, como esposo, le correspondían sobre el patrimonio de ella, que gracias a la herencia de su marido, no era menor.













En el pensamiento económico de John Stuart Mill, que es uno de padres de la economía moderna, las ideas de Harriet Taylor tienen una notable influencia. De hecho, sus primeros escritos, con los que gana fama, son profundamente liberales. Inspirados por David Ricardo, que era amigo de la familia. Es un firme defensor de la libertad de mercado y enemigo de cualquier regulación que lo ate. 

Sin embargo, cuando en 1848 publica su obra cumbre "Principles of Political Economy", el discurso contenido en él es mucho más profundo y radicalmente distinto. Se preocupa por los mecanismos que determinan los salarios y los beneficios, identifica claramente el principio de la caída tendencial de la tasa de ganancia, que posteriormente sería asumido por Marx, y que según él llevaría a la sociedad capitalista a un estado estacionario de estancamiento. Pero sobre todo, la tercera parte del libro es la que mejor refleja sus preocupaciones políticas. Trata de las medidas necesarias para favorecer una más justa distribución de la renta, Entre las que Mill propuso la limitación de la herencia, salarios que garantizaran una vida digna, la educación básica universal, incluidas las niñas, la cooperación obrera y la promoción de la pequeña propiedad campesina. 



Pues bien, antes de su muerte, Mill reconoció que buena parte de esa tercera parte de los Principles, los había escrito de manera conjunta con Harriet. Y es por eso que Harriet Taylor es generalmente reconocida hoy como la primera mujer economista, o al menos, la primera en publicar, como coautora, un libro importante sobre economía.

Solo unos años después de casarse, en 1858, Harriet enferma de tuberculosis. Por consejo de su médico emprende un viaje al sur de Francia, donde el clima Mediterraneo era el mejor remedio que se conocía para su enfermedad, para reunirse allí con J. Stuart y pasar una temporada. Pero a mitad de camino su salud se resiente, y a su paso por Aviñón, Harriet fallece. Allí mismo es enterrada en una colina a las afueras del pueblo. 

Jonh Stuart Mill compró aquella colina, y en ella se construyó una casa donde pasó largas temporadas. Según cuenta Helen, la hija pequeña de Harriet, desde el dormitorio podía ver la sepultura. Allí fue enterrado también J.S. Mill cuando falleció en 1873.

En los últimos años de J.S. Mill, en los que llegó a ser parlamentario británico, se le llegó a considerar como socialista. No marxista, tengamos en cuenta que El Capital no se publicó hasta 1867, pero sí al estilo de los socialistas utópicos franceses. Además fue el más firme defensor del derecho al voto de las mujeres en ese parlamento.

El amor de Harriet no solo le salvó a J.S. Mill la vida, también su pensamiento y su obra. J.Stuart hizo suya la causa de Harriet por la emancipación de las mujeres, y con ello puso la genialidad de su intelecto al servicio de causas nobles como la igualdad y la justicia, pero sobre todo, la lucha contra la pobreza, que se convirtió en el objetivo principal de todos sus escritos. De ser un mal necesario para el buen funcionamiento de la economía, de sus primeros escritos liberales, a justamente lo contrario, la economía dirigida a acabar con la pobreza. Y es que, como decía el Che, el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. 

En vísperas de un 8 de Marzo, como pequeño homenaje a esa gran economista y mujer, Harriet Taylor, y todas las mujeres, ese gran fermento revolucionario de nuestra sociedad.